En el Día Mundial del Alzhéimer, que se celebra el 21 de septiembre, el Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB) quiso destacar el valor de la intervención de los profesionales de la psicología para mejorar la calidad de vida de las personas diagnosticadas y de sus familias, acompañándolas emocionalmente y dotándolas de herramientas y pautas para afrontar cada una de las fases de la enfermedad.
Con esa finalidad, el Colegio defiende la incorporación de más profesionales de la psicología a los equipos de los servicios de atención sanitarios y comunitarios que trabajan en el ámbito de la prevención, de la promoción de la salud y de la atención a pacientes y personas allegadas.
La OMS estima que más de 55 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de demencia como la enfermedad de Alzheimer, un dato que calculan aumentará a 78 millones para 2030 y a 139 millones para 2050.
Desde el COPIB señalan que la progresión y las tasas de prevalencia de la enfermedad indican que no se puede esperar a tener un diagnóstico para empezar a trabajar, sino que hay que poner el foco en la prevención, en la psicoeducación, en la detección de fases iniciales, en la creación de más centros para poder atender y proporcionar los recursos adecuados a la población que lo necesite, y por supuesto, en facilitar el acceso de las personas diagnosticadas y de sus familias a un equipo técnico multidisciplinar donde se integren los profesionales de la psicología que permitan dotarlos a todos ellos de una mayor calidad de vida.
En enfermedades que cursan con declive cognitivo, como el Alzhéimer y las demencias, se hace cada más evidente lo importante que es realizar una estimulación cognitiva del paciente para intentar frenar ese declive y mantener el mayor tiempo posible el máximo nivel de autonomía de la persona para realizar sus actividades diarias.
Asimismo, la experiencia muestra que las actividades que se llevan a cabo en los centros de día, en las asociaciones y en las residencias funcionan. El establecimiento de rutinas y hábitos saludables, la práctica de talleres de estimulación cognitiva y de ejercicio físico, o el entrenamiento en habilidades básicas, instrumentales y avanzadas de la vida diaria, entre otras, ayudan a frenar el deterioro. En este sentido, la contribución del profesional de la psicología a la hora de planificar y desarrollar estas estrategias de prevención es indispensable para mejorar la calidad de vida de los pacientes diagnosticados del mal de Alzheimer y de sus familias, y avanzar en la prevención y tratamiento de la enfermedad.
[Fuente: COPIB. 21/09/2022]
[Foto: Hospital General de Mallorca]