El uso de antibióticos, principalmente en urgencias y hospitales y en menor medida de Atención Primaria, en el contexto de la COVID-19, puede redibujar el mapa de las resistencias microbianas.
Ante un escenario con tasas muy altas de consumo de antibióticos y de resistencias desde hace años en España, la pandemia actual de COVID-19 agrava esta situación pues está aumentando la prescripción de antibióticos, principalmente en el ámbito hospitalario (urgencias e ingresos), para tratar al enfermo con cuadro de COVID-19 más grave: más del 70 % de los pacientes ingresados con COVID-19, reciben tratamiento antibiótico.
En el ámbito de Atención Primaria, también se ha producido un aumento del consumo de antibióticos como Azitromicina que se recomendaba en los protocolos usados durante la primera oleada pandémica, para tratar a los casos menos graves, asociada a hidroxicloroquina. También se ha incrementado el consumo de cefalosporinas orales como la cefixima.
Más antibióticos, peores sistemas inmunitarios
Sin todavía estudios que relacionen una mayor mortalidad por COVID-19 con un historial nacional de mala prescripción de antibióticos, se sabe que “la exposición excesiva y a lo largo del tiempo a los antibióticos hace que los sistemas inmunitarios se hallen en peores condiciones de enfrentarse a un virus nuevo para el que no se tiene defensas, por lo que un mayor número de complicaciones en pacientes expuestos a un consumo prolongado de antibióticos son previsibles”, señala el Grupo de Trabajo en Enfermedades Infecciosas de la semFYC. En los grupos de avanzada edad, y en lugares como en las residencias, se sabe que el consumo de antibióticos es elevado, por lo que se está valorando incluir dicho consumo como un factor de riesgo añadido ante las complicaciones derivadas del SARS-Co-V-2 en este grupo de edad.
La pandemia mundial de COVID-19 ha provocado que personas con dolencias respiratorias estén siendo tratadas con antibióticos en todo el mundo, sin que ello tenga ningún efecto sobre la mejoría de su salud ni, por supuesto, sobre la eliminación del virus.
Las resistencia microbianas no retroceden
El mal uso de los antibióticos está provocando consecuencias devastadoras, hasta el punto de que la resistencia bacteriana ya es considerada como el mayor desafío sanitario de la humanidad. La OMS lleva años advirtiendo en ese sentido, y la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 no ha hecho cambiar su posición. Los científicos de la Organización Mundial de la Salud van incluso más allá e insisten en que las resistencias bacterianas “están poniendo en riesgo los principales logros de la medicina moderna”.
A nivel europeo también se están encendiendo las alarmas: European Center of Disease Control (ECDC) indica que “en los últimos años, un número creciente de microorganismos peligrosos para la salud humana han comenzado a hacerse resistentes a las medicinas desarrolladas para combatirlos” y que en algunos casos “se ha visto que estos patógenos han desarrollado tal multirresistencia que se han convertido en gravísimas amenazas llamadas superbacterias”.
La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria apuesta por las estrategia médicos-paciente
Poner en marcha estrategias y formaciones en comunicación con el fin de habilitar a los profesionales asistenciales del primer nivel asistencial y convertirlos en embajadores de “una prescripción responsable” es uno de los objetivos que la semFYC ha marcado para este 2020. Se quiere que dichas estrategias, enfocadas de forma bidireccional desde la perspectiva del profesional sanitario y del paciente, tengan un efecto duradero y posean la capacidad de cambiar el paradigma socio-cultural del consumo de antibióticos.
[Fuente: IBAMFIC]
[Foto: Centers for Disease Control and Prevention / Coronavirus Infections / CC BY-NC-SA 4.0]