Categoría: Promoción de la salud y prevención de la enfermedad

La importancia de la entrevista clínica en la prevención del suicidio

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Con motivo del Día Mundial de Prevención del Suicidio, el 10 de septiembre, la psicóloga clínica y psicoterapeuta Beatriz Martín, miembro del Grupo de Trabajo de Comunicación y Salud de IBAMFIC, habla sobre el papel y las claves para una buena entrevista clínica desde Medicina de Familia y Comunitaria, que permita la detección, seguimiento y la correcta derivación.

Beatriz Martín Cabrero es psicóloga clínica y psicoterapeuta, con experiencia trabajando en el programa de Atención y prevención del suicidio en el Hospital Son Llàtzer, donde ha desarrollado su labor a lo largo de casi 17 años, en el Servicio de Psiquiatría. Realiza formación a profesionales en entornos de salud, donde trabaja las habilidades de comunicación y de gestión emocional.

Desde que se creó el Observatori del Suicidi, dentro del Pla Estratègic de Salut Mental de les Illes Balears, se han llevado a cabo una serie de iniciativas de formación dirigidas a médicos y médicas de familia, basadas en el papel que tienen en la detección del riesgo de suicidio y la correcta derivación. Y es que la entrevista clínica, con una acogida y escucha correcta y un buen seguimiento del paciente, si se hace bien, puede conseguir calmar ansiedades y la propia ideación suicida.

Una de las situaciones habituales con las que se encuentran los médicos de familia es la del paciente del cual se sospecha depresión, pero no verbaliza la idea de suicidio. En estos casos no hay que tener miedo de plantear abiertamente la pregunta de si piensa en ello. Es falsa la idea de que preguntar sobre ideas de suicidio puede inducir a una persona a llevar a cabo sus ideas. Al contrario, hablar ayuda.

Son importantes en la entrevista clínica los datos a obtener, pero lo más importante en estos casos, más que lo qué se dice, es el cómo, incidiendo en la importancia de no juzgar, de no culpabilizar o no dar cosas por supuestas de los pacientes. Es más importante validar las emociones e incluso la idea misma de suicidio, porque no es tan anormal que se piense en ello en algunas situaciones de la vida.

En la entrevista clínica hay que cuidar los detalles y la forma de estar con el paciente. Y en cuanto al contenido, lo importante es valorar bien el riesgo, para luego actuar en consecuencia. Para valorar el riesgo hay que explorar si hay planificación, es decir, si el paciente ha pensado cuándo lo hará, dónde o de qué manera. Se considera mayor riesgo si el paciente lo está planificando y tiene acceso fácil a un medio potencialmente letal.

Conviene insistir en el cómo se hacen las preguntas, en dejar tiempo para hablar y en no interrumpir. Tampoco es útil dar consejos banales, con frases tipo «eres joven y esto pasará». Estos consejos suelen producir el efecto contrario al deseado, generando enfado o tristeza, por lo que cabría evitarlos a toda costa. De la misma manera, se desaconseja prometer mejoría con frases como «ya verás que vas a estar bien, o esto se supera» porque, aunque se haga con empatía, no siempre puede que sea así y puede tener un efecto desmoralizador o desesperanzador. Hay que tener en cuenta que una persona que tiene estas ideas lleva mucho tiempo luchando contra el malestar. Estas frases que banalizan el problema pueden producir sentimientos de culpa.

Hay que transmitir esperanza de alguna forma, pero muy basada en la realidad de una persona. Si el o la paciente tiene un trastorno de ansiedad nunca tratada, por ejemplo, se puede explicar que esta ansiedad esté influyendo y que, tratándola, puede haber mejoría.

Como resumen, destacar que se trata de escuchar bien la experiencia del paciente, no dando nada por supuesto y explorando el nivel de riesgo. A la vez hay que transmitir tranquilidad, estando en el equilibrio con el nivel de riesgo real, sin caer en un error pensando en riesgo 0, pero tampoco en el dramatismo.

Según la información obtenida, el médico de familia podría actuar de tres maneras: mantener visitas de seguimiento, derivar a la unidad de salud mental para atención ambulatoria por psicología clínica o psiquiatría, o derivar a urgencias. En este último caso, y si el riesgo es inminente, hay que evitar que el paciente esté solo, hasta que pueda ser atendido. Por otro lado, se puede hablar con el paciente (o convencerle) para que avise de su situación a alguien de confianza.

[Fuente: IBAMFIC.08/09/2023]

[Foto: RazorMax / psiquiatra / Pixabay license]